ORIGEN DE LA MÚSICA
En el mundo occidental la música tiene sus raíces en la Grecia antigua donde la música aparece como un fenómeno ligado a la necesidad del hombre de comunicar sentimientos y vivencias. La música coral era el elemento básico en la educación de los jóvenes espartanos y era un elemento fundamental dentro de las tragedias griegas. Era una época en la que predominan los elementos rítmicos sobre los melódicos y la voz humana tenía una clara primacía sobre los instrumentos. Éstos eran pocos y no demasiado variados; sin embargo, se conocían ya instrumentos de viento, como la flauta de Pan, y de cuerda como las cítaras o arpas.
LA MÚSICA ACTUALMENTE
La música se ha hecho absolutamente necesaria porque no todo se ha podido expresar con la palabra. Por ello se recurrió a la magia de los sonidos; el arte más universal y más generoso. Sin embargo, no todo lo que escuchamos en la actualidad es “música” realmente. Pues cuando es auténtica, aunque de su difusión se deriven ganancias económicas, no es una mercancía ni es vulgar o excluyente, un artículo de ornato o una moda que ofende a la inteligencia y a la sensibilidad humanas. Por el contrario, siendo un arte, es constructiva socialmente y edificante para la cultura, ayudándonos con sus potencialidades a la construcción de una sociedad plenamente humana.
En la actualidad existe una gran diversidad de “músicas” que degradan socialmente por su vacuidad, su escaso valor artístico y ético; que se hacen presentes en los más diversos ámbitos de la cotidianeidad en la que construyen sistemáticamente una estandarización en los niños y jóvenes mediante el que impulsan un proceso de deterioro cultural que en nada contribuye a la construcción de un gusto artístico, a la formación de públicos, ni mucho menos a la educación en valores. Son éstas músicas las más presentes en la vida cultural de las colectividades, las más escuchadas en la radio y televisión, las que enmarcan la vida festiva comunitaria, y en los últimos tiempos en Zacatecas, las que se difunden en los “festivales culturales”; expresiones triviales que deforman el gusto de quienes las escuchan.